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sábado, 6 de febrero de 2010

La Vida Loca


Una pequeña muestra de la vida dentro de una «mara», desde los rituales que practican durante un velorio, durante una sesión de tatuajes e incluso durante la iniciación para pertenecer a la pandilla. Pertenecer a una mara, es pertenecer a una familia, por ésta razón la mayoría de los integrantes se unen a ella, porque se sienten amados y encuentran unidad y aceptación, ese sentido de pertenencia tiene como finalidad demostrar la hermandad y devoción hacia algo más grande que ellos, algo a lo que ellos entregan su alma.

Una mara, es un mundo completamente diferente, es un mundo dentro del mundo; con su propio lenguaje (verbal y corporal), sus propias creencias, sus propios valores, en general su propia cultura. Son personas muy creyentes, cristianas y devotos a la Virgen, por esto los tatuajes de cruces y vírgenes y otros símbolos religiosos. Es muy interesante e impactante a la vez, porque a diferencia de otras personas y otros grupos, los pandilleros viven y mueren por los suyos sin importar nada más; están íntegramente conectados y entregados entre sí.

Es lamentable que en nuestros tiempos la falta de amor, de dedicación, de entrega hacia a Dios y hacia la familia, sea una de las causas por las que tantos niños y adolescentes se estén uniendo a las pandillas, para encontrar aquello que no encuentran en casa, es una realidad muy dura que está en crecimiento día con día y de la cual todos somos testigos.

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